Creer en tí

 

 

 

 

Tengo 37 años y parece que no aprendo cuando se trata de entregar toda tu confianza a las personas en las que crees. Y yo, que vivo todo con mucha intensidad y me niego a cambiar, o más bien me he dado cuenta que no puedo cambiar mi esencia, cuando recibo bofetadas de las personas en las que creo y a las que admiro, me caigo. Me caigo y la caída es demasiado fuerte, tan fuerte que me duele demasiado. Momentos después, me levanto y procuro siempre dar de nuevo una oportunidad. Es esos momentos, cuando me caigo, el dolor es tan intenso como de intensa en mi entrega a las personas en las que creo de verdad y es entonces cuando me paro y reflexiono y me pregunto en qué he podido fallar yo. Si he fallado en algo inmediatamente pido perdón. Aunque dice mi amiga la filipina que pedir perdón es muy fácil, creo que cuando se hace de verdad y tú te has dado cuenta del error, pedir perdón es un acto de humildad que te hace aún más grande.

El problema está cuando te dan un golpe, te caes, reflexionas y tú piensas que no has cometido ningún error con esas personas que son parte de tu vida. Es entonces cuando puedes caer en la cuenta de que quienes para tí son importantes, y lo son porque crees firmemente en ellos, no sienten  lo mismo por tí aunque te lo digan una y otra vez. Así es la vida de bonita, de emocionante, de dura y de real. Las relaciones con personas no son complicadas, las complicamos nosotros mismos. Te rodeas de quien quieres tú. Te entregas a quien eliges tú. Lo único que  te viene impuesto es tu familia. A ellos no los eliges, son tu familia. A partir de ahí tu decides de quien, como y cuando quieres estar al lado de más o menos personas.

Yo he ido reduciendo poco a poco el círculo de amigos. Pero no le he decidido yo, ha sido de manera natural. Y recuerdo en este momento  a dos personas. Una me dijo que en política no podían hacerse amigos. Y se equivocó. Dos de mis mejores amigos están en la actividad política. Otra persona me dijo que jamás podías tener como amigo a un periodista. y también se equivocó. Otros dos de mis mejores amigos lo son. Lo que no me dijo nadie nunca porque eso nadie te lo tiene que decir es que cuando te entregas incondicionalmente a alguien, puede ocurrirte que no sea recíproco. Y cuando te das cuenta que no lo es,  me duele demasiado. Cuando crees en alguien y te falla, la mejor de las lecciones que aprendes en ese momento es que debes ser aún más fuerte y creer un poco más en tí. Aún así yo me seguiré entregando con las personas que para mí merecen la pena con la misma intensidad.